Ejemplo:
Los vastos paisajes de Salta y Jujuy, donde sentir los suaves aromas que trae el viento fresco de los cerros verdes, el murmullo lejano de los pájaros en la quietud de lo eterno, el escozor de los labios secos, el sabor amargo del vértigo, los zigzagueos de la vista buscando escarbar más y más en los confines de la ondulante puna, sumados a los estados de ánimo y sensaciones del momento - todos ellos componentes sutiles de la observación – hacen ardua, por no decir imposible, la tarea de englobar en un todo el cúmulo de percepciones que surgen de contemplar algo conmovedor.
Salta y Jujuy.
Alicia y yo tuvimos la decisión y suerte de recorrer parte de estas dos provincias de asombrosas bellezas naturales.
Las siguientes notas, seguramente aportarán puntos de vista similares o ligeramente diferentes a las muchas existentes.
Camino a Salta.
Llegamos a Salta gracias a la gentileza de las cenizas volcánicas de Puyehue, que por un día dejaron operar a los aviones procedentes de Buenos Aires.
Suerte, que le dicen.
Se la conoce como “Salta la linda”, y les aseguro que no hay error en la apreciación.
Ciudad moderna y colonial a la vez.
Provincia habitada por gente amable, orgullosa de su historia y tradiciones.
Patria de Guemes-(8/2/1785 - 17/6/1821)-
General que rechazó con sus tropas gauchas una y otra vez las invasiones realistas a las provincias de Salta y Jujuy, ayudando así a la consolidación definitiva de la independencia Argentina.
A los costados de la plaza central, ( 9 de Julio), se encuentran; el cabildo, ahora museo,
y en el otro extremo, enfrente, la catedral, componiendo el típico esquema de la organización colonial.
En sus calles angostas, donde se pueden divisar por los fondos las elevadas curvas de la cordillera de los Andes, se ven iglesias y casas de auténtico adobe colonial, donde por momentos uno espera que se abran las imponentes puertas de dura madera labrada, para dar paso a algún personaje vestido de época.
También coexisten entre tanta historia, alguno que otro edificio moderno, bancos, heladerías, bares, museos, plazas, parques, supermercados... agencia de turismo... y turistas... y más turistas, jóvenes, viejos, de idiomas incomprensibles, de los nuestros. Todos dispuestos a llenarse el alma de los tesoros nativos.
Las tres calles peatonales son parecidas a otras tantas del país, salvo por la marea humana que nos tocó sortear el 18 de junio, noche precedente al día del comerciante, perdón... día del padre.
Allí, en una de esas arterias, se encuentra enclavado el tradicional mercado de frutos...
...edificio antiguo, testigo de mil historias, hacedor de nostalgias, de esos que ayudan a moldear olores, colores y sabores que nos regalan mientras hurgamos en sus especias, dulces, vinos, tejidos de todo tipo, quesos frescos mechados de hierbas aromáticas, embutidos deliciosos , y todo aquello que se espera de un mercado como los de antes.
Cerca del hotel, a unas seis cuadras, caminando por aceras que dan a todo tipo de boliches para comer, bailar, escuchar música o tomar café, se llega a la estación del “TREN DE LAS NUBES”,
donde viajar en él significa un día completo de emociones y tal vez alguno que otro mareo, para los pocos que no soportan los 4200 metros sobre el nivel del mar al llegar a la cima.
-Viaducto La Polvorilla- o un poco antes, a los 3770 metros de San Antonio de los Cobres.
Abajo, a unas 15 cuadras del centro, una hermosa casona pintada de blanco, con grandes arcadas y habitaciones contiguas, es la sede del mercado artesanal.
En sus vitrinas y mesas se puede encontrar de todo, de la mejor calidad, para pasar el día mirando.
Mención especial para las empanadas Salteñas, pequeñas, jugosas y deliciosas, tanto las de restoranes como las que ofrecen por ahí, en sus canastos de mimbre, los vendedores ambulantes de cualquier pueblo de la provincia.
A lo lejos, detrás de las viejas casonas, en lo alto del cerro San Bernardo, unas diminutas partículas que penden de hilos casi invisible se balancean contra el cielo encapotado.
Es el funicular al que ahora estamos subidos.
El pequeño cubículo que nos transporta a la cima, trepa por poderosos cables de acero, dejando ver por sus grandes ventanas de plexiglás, mientras se bambolea al menor de nuestros movimientos, la ciudad que empequeñece y agranda al mismo tiempo.
Desde el mirador, arriba... muy arriba, donde el contacto con el cielo no parece lejano... Salta la linda parece una postal de esas que uno cree inalcanzable.
Arnaldo Zarza
Pd: Este artículo, reducido, también se publica en inglés.
http://cafelabarra.blogspot.com/2011/07/beautiful-salta.html
Camino a Cafayate.
Hola! Yo he estado en ambas ciudades y me encantaron. Muchos lugares por recorrer y conocer. Pero, debo reconocer que la que mas me ha gustado es salta . Saludos!
ResponderEliminarHola Jorge: un poco tarde la respuesta, pero recién la veo.
EliminarEstoy de acuerdo contigo, La ciudad de Salta es hermosa.
Saludos.