Siempre me llamó la atención el ingenio de ciertas personas.
Algunas han resuelto problemas, que mirados a simple vista, parecían insolubles.
La máquina de coser es un ejemplo de ellas.
Parece fácil, pero... intente pergeñar cómo hacer para coser una ropa, o lo que sea mecánicamente y verá que no es nada sencillo.
Hace un rato, buscando información sobre el mecanismo de la máquina de coser, leí en un blog un simpático comentario, sin firma, acerca del dispositivo de la máquina de coser, dice:
“Puede ser una estupidez, pero el hecho es que el mecanismo de una máquina de coser está entre los grandes misterios del universo.”
Para los legos, mi caso, el concepto puesto en http://www.cibermitanios.com.ar, tiene ese toque inocente de quién ve con asombro, como yo, algo que se sitúa más allá de nuestra comprensión.
La máquina de coser tiene un mecanismo sofisticado, práctico y al mismo tiempo misterioso.
Cuando uno piensa en como coser un género mecánicamente, lo primero que se le ocurre es imitar el cosido a mano, y es esto, justamente lo que no se debe hacer.
Cuando cosemos a mano el hilo del carrete se desliza puntada a puntada por la tela, vale decir que para coser, por ejemplo, una sábana, 2 metros de hilo tendrían que ser arrastrados o estirados por las puntadas de la tela... hasta atascarse o romperse.
Las máquinas modernas, en general, usan dos hilos, uno en el carrete de arriba y otro en una bobina que se encuentra por debajo de la tela... y el hilo no se arrastra a través de toda la tela. El hilo fluye siempre de la última puntada.
Bien, ¿cómo hacer que estos dos hilos se anuden para que la tela quede cosida?
He aquí el ingenio de estos hombres, que casi como en todo invento o descubrimiento, fueron el eslabón final de un proceso acumulativo de conocimientos iniciado por por visionarios y concluido por visionarios.
En 1790, el inglés Tomás Saint, patenta una máquina construida en madera, que de alguna manera fue precursora de las modernas máquinas de coser. No llegó a utilizarse, solo existió el prototipo.
En 1830 Bartolomé Thimmonnier, sastre francés, inventa una máquina que resulta operativa.
Con ellas, unas 80, se confeccionaban uniformes del ejército francés.
Pero hete aquí, que costureras y sastres, creyendo que las máquinas los dejarían sin trabajo, las destruyeron.
Bartolomé, sin apoyo financiero, al poco tiempo decide abandonar el desarrollo del emprendimiento.
En 1846, el norteamericano Elías Howe patenta su máquina de doble hilo, o sea, igual a las máquinas de coser de actuales.
Como era de prever, otros la perfeccionaron, incluyendo a Singer, que la popularizó.
Al poco tiempo, Howe le inicia una querella a Singer por la patente de la máquina, finalmente, gana el pleito; y se vuelve millonario.
Don Singer, también, claro...
De aquí en más la máquina de coser se popularizó hasta el punto de no quedar hogar sin el artefacto de marras.
Miren lo simple que parece ser el mecanismo esencial de una máquina de coser...
...Cuando te lo explican.
En fin... las horas que habré intentado desentrañar el misterio sin resultado positivo... ¡ y era solo esto!.. Ja.
Arnaldo Zarza
El funcionamiento de un elemento casero y la complejidad a la hora del diseño... muy bueno Arnaldo...
ResponderEliminarSí, Robert, es como tu lo dices.
EliminarParece fácil, porque lo que ves a diario parece tan obvio como la vida misma.
Verdaderamente, maravilloso esta explicción de la Máquina de Coser, ¡Si la habré visto a mi Madre ,coser son su "Singer"
ResponderEliminar¡Excelente!.... Gracias. Un Abrazo.
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