Todos y cada uno de los ingenios concebidos para crear la ilusión de movimiento, sea en un lienzo donde se proyectan las imágenes, o en la moderna televisión, están basados en una característica de la retina del ojo, llamada: persistencia retiniana.
Esta propiedad del ojo, que consiste en retener las imágenes que capta por una fracción de segundo, es la llave que permite imitar los movimientos del mundo exterior mediante fotografías tomadas en rápida sucesión.
¿Les pasó alguna vez que al mirar directamente una fuente de luz potente, o ante la visión de un rayo durante una tormenta les haya quedado por unos segundos, grabado en el ojo, dicha fuente de luz?: A eso, justamente, se le llama persistencia retiniana.
La luz, cuando es muy intensa; rayos, o mirar directamente al sol, deja marcada la retina por bastante tiempo, y hasta puede provocar ceguera.
La retina del ser humano, en promedio, tarda un décimo de segundo en deshacerse de cada imagen captada, en condiciones de luz media y pareja.
Este hecho hace, como decía anteriormente, que cuando son tomadas fotos de una acción consecutivamente y luego se proyectan en ese orden y con la misma cadencia en una pantalla, da la sensación de continuidad a una escena, y no de fotos aisladas y entrecortadas.
Imaginemos a un caballo que trota frente a la cámara tomavistas. Son 100 fotos sacadas en 4 segundos, y a intervalos regulares. O sea, cada foto se saca en un cachito muy pequeño de segundo, digamos que en 1/25 avo de segundo, que quiere decir que en un segundo se sacan 25 fotos. Bien, si analizáramos las 100 fotos, veríamos como varían la posición de las piernas del caballo en cada una de las tomas.
Si a continuación, proyectamos las 100 fotos sobre una pantalla, con la misma cadencia con la que fueron tomadas las fotos, la retina y el cerebro se encargan de encadenar las fotos unas con otras.
La retina actúa aproximada mente así:
Ve una foto, la graba, y al cabo de 1/10 de segundo, cuando esta empieza a desaparecer, aparece la otra foto mezclándose suavemente con la anterior. Y así, sucesivamente, hasta el infinito.
La cámara de cine en esencia es una cámara de fotos, (las de antes, con rollo), con la diferencia que en la de cine no hay que apretar el botón infinitamente para filmar, esta, saca gran cantidad de fotografías en rápida secuencia.
Las cámaras de cine usan una película dentada que facilita el arrastre de la misma.
Dos ganchos, o garfios pequeños, (grifa), que se insertan en las ranuras del film, se encargan de mover intermitentemente la película frente al objetivo de la cámara, (lente), cuadro a cuadro.
La película corre por una guía llamada platina, y cada vez que se detiene frente a la lente, se abre el obturador y deja pasar la luz que imprime ese cuadro en un brevísimo tiempo, seguidamente, el obturador se cierra y el gancho mueve la película hasta el cuadro siguiente, y así sucesivamente.
En definitiva: Cuando la película se mueve, el obturador está cerrado, y cuando se para frente al objetivo, saca la foto.
Las cámaras actuales, con las sofisticaciones de los tiempos que corren, aún usan el mecanismo de arrastre que inventaron los Lumiere.
Arnaldo Zarza