De Gutenberg al lector digital
La imprenta, así como otros inventos relevantes del ser humano, son frutos de la investigación de muchos y de la gloria de pocos.
¿Cuantos inventores o descubridores proclamados por enciclopedias en realidad solo han mejorado el trabajo de otros?
No es poco mérito, aunque, sería ingrato ignorar a los hombres que pusieron sus hombros para que otros treparan por él hasta alcanzar el edén.
No se puede decir con certeza y sin temor a equivocarnos, quién inventó: El Automóvil, el Cinematógrafo, el Aeroplano, la Radio, el Ordenador personal, Windows, Internet, Facebook; o si Newton o Leibniz descubrieron uno antes que el otro el cálculo infinitesimal, o cuales fueron los inventos de Edison, y cuales los de sus colaboradores; pues aun en nuestros días, sigue la discusión por la paternidad de los mismos.
Corría el año de 1438 cuando Johannes Gutenberg trabajaba intensamente en su taller de Estrasburgo, junto a unos operarios y su principal colaborador, Peter Schöffer, calígrafo de gran talento, en la puesta a punto de lo que hoy llamamos “imprenta”.
Mientras, los monjes de remotos monasterios seguían con su rutina de copiar a mano sobre el moderno papel o alguno que otro pergamino, los textos de libros copiados de otros libros.
Gutenberg, al ver las dificultades para imprimir con las planchas talladas en madera que se usaban en esa época, tuvo la idea de construir caracteres individuales en metal, (letras y signos), para armar las páginas con cientos de estas. Su profesión de acuñador de monedas y orfebre le fue de gran ayuda para crear los moldes en madera de cada uno de los caracteres que luego rellenaría de plomo.
Estas letras metálicas en relieve, salidas de la matriz de madera, se armaban en una caja llamada (“galera”). Los tipos se colocaban uno tras otro sobre una vara de madera, (en línea), formando el texto de una página lista para imprimir en papel o pergamino.
Una de las tareas de investigación que debió llevar a cabo, con “Schöffer”, fue conseguir la densidad justa de la tinta para que no se corriera en el papel y se adhiriera bien a los tipos.
Una vez entintados los caracteres de la galera, los presionaba contra el papel mediante una prensa... y listo.
Parece fácil, ¿no?.. Pero, pensemos que esto ocurría justito al pasar el charco de la edad Media* a la Moderna, a unos quinientos y un poquito así de años atrás.
Aclaremos que, si bien El holandés Laurens Coster, (Siglo “XIV”), fue el primero en utilizar tipos móviles de madera, es a Johannes Gutenberg a quién se considera el inventor de la imprenta debido a la resistencia y practicidad de sus tipos móviles de plomo.
En 1447 Gutenberg imprime un calendario, en 1449, publicó el «Misal de Constanza», primer libro tipográfico del mundo. y años después, (1453/6) su obra cumbre:
La Biblia. Ejemplar de 42 líneas y 1.282 páginas, la mayoría encuadernadas en dos volúmenes.
Se cree que fueron producidos alrededor de 180 ejemplares, 45 en papiro y 135 en papel.
Después de la impresión, fueron cada uno de ellos iluminados, (dibujados), a mano, trabajo realizado por especialistas. Lo que hace que cada copia sea única.
Sobrevivieron 47 ejemplares de esta obra.
Y así fue como la imprenta dio el gran salto en el proceso de transmisión de los conocimientos humanos, y marcó el comienzo del fin del oscurantismo.
Faltaba mucho aun, pero llegaría el momento en que la luz bañaría a gran parte de la humanidad sacándola del analfabetismo y la ignorancia.
Esta suma de partes que llevaron a conjugar en un solo aparato la inventiva de muchos hombres que a través de la historia aportaron su grano de arena, y que lleva como estandarte a Johannes
Gutenberg, se extendió sin pausa por toda Europa y el mundo entero, y llega a nuestros días sin grandes variantes.
A partir de la propagación de esta fenomenal arma cultural, ya nada sería igual en nuestro querido planeta.
*Fin de la edad Media: para algunos, el descubrimiento de América,1492, para otros, la caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos en 1453, que también coincide con el advenimiento de la imprenta.
Arnaldo Zarza
Próxima entrega: El lector digital, o la llamada tinta electrónica.
...y la respuesta, al alcance de la mano...
Hace 13 años