Recorriendo Manhattan
El “Bus” sigue su itinerario, al doblar la esquina, el “Radio City” se pierde de vista.
A una cuadra, el Rockefeler Center se prepara para recibir el invierno reacondicionando la pista de patinaje sobre hielo y remplazando las macetas con flores de verano por las de la temporada que llega.
Seguimos, ya no recuerdo con precisión el orden del recorrido, los edificios se hacen más bajos, pero no tanto, son bloques rojizos, beiges, amarronados...
...o tal vez de colores que olvido, desfilan delante nuestro por un buen rato, algunos, con sus típicas escaleras de incendio empotradas en las paredes del frente les da ese no se qué de haberlos visto antes.
En el asfalto, de un sitio incierto, brota un chorro de vapor como salido de las películas de Batman. La oportuna sirena de bomberos hace creíble la escena.
El guía, que habla sin cesar y a quién no entiendo ni "jota", me hace señas para que me siente... pierdo mi mejor foto...
Giro la cabeza, se me viene encima el "Flatiron building": allí donde la avenida Brodway rebana la manzana de la 5ta avenida y la calle 23, para dejarla triangular como porción de pizza.
Una iglesia y un cementerio pequeño e íntimo a su lado se ubican al borde de nuestra ruta, casi llegando a "wall Street".
Ya entrando a Wall Street nos para un semáforo. Bajando la mirada, en una franja triangular no muy grande, vemos al toro más fotografiado del planeta.
¿Don Arturo estará esculpiendo un diosaurio por la crisis inmobiliaria del 2008? Ja...
Seguimos, el Bus del "tour" solo roza Wall Street.
En las moles que pasan a nuestro costado izquierdo, cada tanto asoman rendijas, donde asoman calles estrechas, borrosas, que bajan y suben hasta perderse en un fondo incierto.
No es lo alto lo que apabulla, es el racimo de bloques compactos que llega al infinito lo que saca el aliento.
Digo esto pensando en lo que vimos, días después, desde abajo, donde apenas se filtra una luz crepuscular en pleno día.
El sol tocaba el horizonte cuando llegamos a Battery Park, sitio donde bajamos para tomar el ferry, (gratuito), a Long Islang.
El enorme "Staten Ferry Islan", atestado de pasajeros, encaró la bruma del ocaso para alejarse sin prisa de los rascacielos en sombras.
Minutos después avistamos "la estatua de la Libertad".
Mañana será otro día... me gustaría comer aquí.
Arnaldo Zarza Pd: No me olvido del barrio chino, italiano... Grand Station... Brooklyn, Coney Island, el barrio Indú, o Indio, si lo prefiere, Ruso, Latino, y algunos mas, que en próximas notas iré relatando.
Muy buen relato Arnaldo. Muy poético el estilo literario. Le mando un abrazo y estoy a la espera de las próximas historias que nos contará.
ResponderEliminarGracias Jorge, muy amable. Un abrazo.
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