De adolescente, las predicciones del futuro me hacían soñar con viajar a Marte en el 2012.
Entusiasmados por los lanzamientos de los primeros vehículos espaciales tripulados por humanos, el pronóstico de la conquista espacial para las próximas cinco décadas disparaban la imaginación de científicos, periodistas y lectores.
Y fue así, como a no más de doce años de que el Sputnik circunvalara tímidamente la Tierra en 90 minutos, ya se caminaba sobre suelo lunar
A partir del “Sputnik I”, primer satélite artificial de la “Tierra”, lanzado en octubre del 57 por la Unión Soviética, hasta la Apolo 11, 16/7/69, nave impulsada por el gigantesco cohete Saturno V, que llegaría a orbitar la Luna, para que luego,
Neil Armstrong y Buzz Aldrin descendieran en el módulo de excursión lunar hasta su superficie, en el “Mar de la tranquilidad”, dieron pie a especulaciones que tiempo atrás solo pertenecían a la “ciencia ficción”.
Corrían los años sesenta, y la aventura espacial de yanquis y rusos daban pie a soñar con fantasías similares a las creadas por Ray Bradbury en Crónicas marcianas, y otros escritores que describían la conquista de lejanos planetas.
Eran tiempos donde revistas y diarios hacían su agosto con titulares que vendían su mercancía como pan caliente:
“Caminata espacial”. “Encuentro orbital”.
“Mariner 3 rumbo a Venus”. “Mariner 4 llega a Marte”.
“Primeras fotos del Planeta rojo”.
Con este panorama, los vaticinios de pronta visita a planetas del sistema solar fueron moneda corriente.
Algunos títulos e infografía que recuerdo de la época.
“Colonia Lunar en el 2001”.
“Misión tripulada a Marte en el 2011/2012”.
Pero el globo se pinchó, pues el desequilibrio de poder entre las potencias industriales dominantes fue el factor que torció el destino de los grandes cambios.
La carrera espacial entre la URS y USA se quebró y en la competencia quedó un solo jugador. Entonces: ¿Qué apuro había de colonizar la Luna y Marte?
Digo esto, sin saber si en esos tiempos hubo intención real de semejante tarea por parte de ambos países.
Ahora, con el sueño adolescente roto, sin pasaje a Marte ni astronautas en camino, solo me queda seguir viajando por el espacio sideral en nuestra vieja y querida nave; “Tierra”...
y festejar, como siempre, cada vuelta alrededor del sol con una buena cena en compañía de mis seres queridos, como seguramente lo hará usted.
Feliz 2012, compañeros de ruta.
Arnaldo Zarza
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