Mostrando entradas con la etiqueta Universos pulsantes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Universos pulsantes. Mostrar todas las entradas

martes, 25 de octubre de 2011

Steve Job... un hombre de dos mundos.


                                      
                   Relato

Extracto de la conferencia de Sirius García en ocasión del homenaje a Steve Job en la universidad de Palo Alto, Salta, Argentina, Tierra Alfa.
     
                                       15 de diciembre del 2013


Algo sobre los universos pulsantes.
El hombre, y la materia en general, son manojos de energía que se mueven giran y esconden en  los recónditos laberintos de la nada. 


El vasto espacio es cuna y refugio de la energía que crea y gobierna mundos y seres.
El espacio es un ente compuesto de pequeños hoyos por donde fluye la energía, un espeso soporte  que anida al universo tal como lo conocemos. 
Si de alguna manera se pudiera graficar de manera sencilla lo dicho anteriormente, diría que el espacio es algo así como un gigantesco queso gruyere, donde los agujeros contienen la energía, y el queso en sí es la masa madre que los genera.
La energía, o sea toda la materia de nuestros mundos, se encuentran allí vibrando y pasando de un hueco o agujero a otro constantemente. 
En esos huecos se crea, transforma, desecha y transporta la materia.
Las partículas se trasladan de un hueco a otro instantáneamente, y lo que llamamos velocidad es el tiempo que  las partículas se detienen vibrando en cada hueco.
El planeta Tierra Alfa tiene un hermano gemelo: Tierra. 
Este planeta, idéntico al nuestro, ocupa el mismo sitio que Tierra Alfa, y se lo puede encontrar en las mismas coordenadas astrales de esta, siempre y cuando el astrónomo viva en el universo de Tierra. (Risas). 
Tierra Alfa, así como Tierra, vibran en sincronía miles de veces por segundo, vale decir que aparecen y desaparecen alternativamente en el mismo espacio sin que uno tenga noticia del otro, dando la sensación de ser cuerpos únicos, sólidos y estables.
El proceso es similar al concepto de una película cinematográfica; “la gente cobra vida como por arte de magia” cuando fotos tomadas con intervalos de un veinticinco avo de segundo cada una dan sensación de continuidad al proyectarse. 






Piensen que en los intervalos negros que quedan entre el pasaje de un fotograma a otro bien podrían ubicarse otros fotogramas, otra película... otro mundo. 




Se que es difícil imaginar que a cada momento nos evaporamos para que otros, iguales o parecidos a nosotros entren en escena, como tan difícil fue y es comprender el concepto de quién está patas para arriba y quién patas para abajo en las antípodas de Tierra Alfa.


Tierra es un planeta donde la historia de su civilización es casi igual a la nuestra, salvo pequeñas  desviaciones de sucesos temporales que se comprobaron en recientes estudios.


La verificación de la existencia de los “Universos pulsantes”, basada en la teoría de López, fue decisiva gracias a la investigación y puesta a punto del Boj II, creación del   del señor Steve Job, quién a sus 58 años nos sigue sorprendiendo con su agudeza mental y diseños de avanzada. 
Es a él a quién agradecemos y entregamos hoy esta plaqueta conmemorativa.
Aplausos.
Finalmente... Es probable que este mismo acto estén realizando en este momento nuestros gemelos de Tierra.   
Gracias Steve.
 ­ Arnaldo Zarza  

jueves, 3 de marzo de 2011

¿Existen los mundos paralelos?

       ¿Se ha podido viajar en uno u otro sentido?
                        
                        Los universos pulsantes.
        Investigación de los Universos paralelos
           1) Cuando Jonas cruzó  las barreras  
                     de  los  Universos pulsantes.
Una mañana de enero de mil ochocientos cincuenta y cuatro, Jonas, ante una imprevista lluvia helada, fue a buscar refugio en una cueva cercana a donde pastaban sus ovejas. 
Jonas estaba acostumbrado a sufrir las inclemencias del tiempo, pero esa tormenta no fue igual a otras, ni la cueva lo cobijó como de costumbre. 
¿Fue el rayo cegador y la descarga eléctrica transmitida por las paredes rocosas las  que cambiaron para siempre su destino?
El caso es que Jonas la pasó bastante mal esa mañana de enero inclemente. 
Parado en medio de la cueva no atinaba a moverse. El frío y el cansancio  lo tenían paralizado, y los segundos se hacían eternos. El fin parecía estar próximo... 
Una eternidad después, ya rendido a su suerte y sin esperanzas, un intenso escalofrío azotó   su maltrecha humanidad recorriéndola de pies a cabeza. Un soplo de vida de vida volvió a su cuerpo, el suficiente para caminar unos pocos pasos y acurrucarse en un rincón del refugio para reponer fuerzas. 
Se durmió.
Unas horas después, cuando amainó la tormenta y volvió a su casa, su vida empezó a cambiar a ritmo vertiginoso. 
Apenas entró a la cabaña, Jon, el más pequeño de sus tres hijos vino corriendo a sus brazos como era su costumbre, lo abrazó y besó como hacía siempre que Jonas regresaba al hogar. ¡Como quería Jonas a ese chiquillo! Lo levantó y le acarició el rostro con profundo amor. Los ojos celestes de Jon resaltaban en la casi penumbra de la habitación.
-Maria.-Llamó Jonas a su mujer.- ¿Te fijaste en los ojos del pequeño Jon? -María era una mujer que de estar mejor arreglada se podría decir con justeza que era bonita. Sus ojos celestes también resaltaban en la penumbra de la habitación.
-¿Que tienen los ojos de Jon? -Preguntó María con un dejo de preocupación. 
Jonas giró para hablar con su mujer. El chico casi se le cae de los brazos cuando vio a Maria. 
Jonas se acercó a su esposa hasta quedar a escasos centímetros de ella. La miró fijamente sin decir palabra. Maria tomo al pequeño Jon de los brazos del padre y le miró a los ojos.
-¿Que tienen los ojos de Jon?– Repitió nuevamente mirando a su marido. Nada, dijo Jonas. 
Maria, desde su infancia, época en que conoció a Jonas, siempre tuvo unos hermosos ojos negros, que eran característicos en ella y que los había heredado el pequeño Jon. 
El pobre Jonas terminó sus días en el manicomio. 
No fue solamente el detalle de los ojos del pequeño Jon y los de su mujer los que enloquecieron a Jonas. 
Nada de lo que el conocía en este mundo estaba como debía estar. Su casa y sus alrededores habían cambiado con pequeños y aparentemente insignificantes detalles, en algunos casos, como los de su ropa, solo se trataba de alguna variación en los colores de sus dos camisas, o encontrar en el armario un pantalón que se había quemado accidentalmente el año pasado. 
Pero el galpón construido con madera de pino y pintado de verde, en el lado derecho de la casa, que ahora se alzaba en el flanco izquierdo pintado de rojo. Fue la gota que rebalsó el vaso, un duro azote  para pobre Jonas.
Cuentan, los que trataron a Jonas en el hospicio hasta su prematura muerte, que era un paciente tranquilo, sumiso y hasta conversador, aunque los días tormentosos los dedicaba a delirar.
-No son humanos... No son humanos.- Decía…   
Esta es una antigua historia que llegó a nuestras manos y la queríamos compartir. 
¿Qué hay de cierto?, no lo sabemos, aunque acontecimientos posteriores nos han hecho pensar, que tal vez Jonas enloqueció porque intuyó que por algún misterio de la naturaleza había ido a parar a un sitio casi igual al suyo, de su hogar, de su planeta natal. 
Pero, desgraciadamente para él, este no era su verdadero hogar, solo se asemejaba horriblemente al suyo. Y Jonas se había dado cuenta.  
Es probable que Jonas haya sido un viajero involuntario venido de un mundo mellizo y paralelo al nuestro. 


Un náufrago que arribó a nuestras playas debido a un quiebre  o rajadura temporal de los universos pulsantes. 




Y tal vez no sería aventurado decir, que hoy mismo haya otras persona en su misma situación.
                                          ¿No será usted, o yo?
Arnaldo zarza