lunes, 23 de mayo de 2011

El lector digital, la llamada tinta electrónica.

Los libros, para mí,  tienen un no se qué de encanto indefinido. 
Tal vez el papel embadurnado de pintura y su olor característico. 
El contacto de hojas suaves, apenas porosas, con la yema de los dedos. 
El deslizarse ágil por páginas nuevas o mil veces vistas, en busca de nuevas o antiguas emociones. 
Los gastados lomos asomados en bibliotecas, armarios, o apilados en cualquier rincón donde se pueda darle una ojeada de apuro. 
El libro: compañero de insomnios, viajes, soledades.  
Papel ajado de continuas consultas.
Soporte de pensamientos sublimes y aberrantes.
Albergue de enseñanzas y cultura. 
Pasatiempo de multitudes. 


De caracteres negros desparramados sobre papel, que susurran a quién quiera oírlos...
Interlocutor callado de fuerza sobrehumana.
Memoria del pensamiento humano.












El lector digital.
No fue fácil tomar la decisión sin traicionar mis hábitos y la esencia de la lectura, sopesé pros y contras...
Finalmente lo hice.
Y sí, me compré un lector digital...
No es igual, ni en apariencia ni al tacto. Tampoco se ojea como el papel, ni se puede doblar la punta para marcar la hoja, (perdón por el sacrilegio). 
Y si huele a algo, es a plástico.
Pero, siempre hay un pero que enmienda la regla, los caracteres tienen una definición buenísima, el formato es parecido al de un libro de bolsillo, el peso es ínfimo, y la lectura a la luz del día o de alguna lámpara de poca o mucha potencia es cómoda y placentera.
El aparato, en este caso el (KINDLE), puede albergar en su memoria unos dos mil libros, ¿muchos, no? En mi vieja biblioteca, atestada y por reventar, no creo haya más de doscientos y pico. 
No es lo mismo que el papel, claro, pero es cómodo, liviano, y fácil de usar.
Con esto no quiero decir, ni mucho menos, adiós a los libros de papel y tinta, sí creo, es un buen complemento, y seguramente, el uso alternado de ambos, puede ser beneficioso.
Se pueden configurar las letras en varios tamaños, para que el lector, o sea yo o ustedes, lea sin forzar la vista.


El sistema, llamado de tinta electrónica, basa su tecnología en unas microscópicas bolitas que cubren la pantalla del lector.
Hay dos métodos, o sea, dos patentes.
La primera utiliza las bolitas, esferas pequeñísimas, flotando en un gel en medio de dos soportes, uno de ellos transparentes, por donde vamos a leer. 
Estas esferas, tienen una mitad negra y la otra mitad blanca. 
El truco consiste en que, por medio de un campo eléctrico, operado por un pequeño ordenador interno, hacen girar las bolitas para que queden patas para arriba o patas para abajo, mostrando su cara blanco o negra según la necesidad. De esta manera se forman letras y dibujos, según la posición de las esferas.  
El otro método consiste en usar, simplificando al máximo la explicación, esferas negras y blancas, no mitad blanca y mitad negra, estas bolitas negras o blancas, también por medio de un campo eléctrico suben a la superficie del soporte donde están alojadas, y forman las letras e imágenes según cómo se agrupen.
En síntesis, estas esferas microscópicas, de una u otra tecnología, son las responsables de crear caracteres de alta definición en la pantalla, alrededor de 150 DPI, o más, contra 70 DPI de los monitores LSD. 
Estos lectores, que usan elementos mecánicos para su lectura, (las esferas blanca y negras son  cuerpos reales y no un puntos de luz como en los monitores), no necesitan energía luego de formado el texto o la imagen, pues las bolitas quedan en esa posición estática hasta que pasemos de hoja, (hoja es un decir), o de pantalla. 
Entonces, solamente se usa energía de la batería recargable que trae en su interior el lector, al cambiar de hoja. Esto hace que una carga de batería dure dos o tres semanas, leyendo y leyendo. 
Otros datos y prestaciones:
Si bien el aparato fue pensado para la lectura; ya que está, le agregaron algunos chiches, que para algunos pueden ser importantes, y para otros solo anecdóticos, pues lo que hace verdaderamente bien el lector es justamente eso, dejarse leer, fácil, bien, y sin cansar la vista.
Se puede cargar archivos ( WAV y MP3), y escuchar música, con auriculares y sin ellos.
Viene con WI-FI, vale decir, se puede conectar a internet si encuentra una señal en su camino... 
...Y jugar una partida de ajedrez...
Navegar en la WEB con este aparato, debido a su pequeña dimensión y botones no concebidos para este cometido, no es lo ideal, pero saca del paso, pero, si lo que se quiere es comprar un libro en AMAZON, la librería virtual fabricante de este lector, es facilísimo, como es de esperar. 
También tiene un teclado para hacer anotaciones del libro que se está leyendo, o simplemente anotaciones.
Reloj y diccionario; este, da las definiciones al ubicar el cursor sobre la palabra que se desea conocer.
También es de destacar que las páginas de los libros que se leen quedan en memoria, vale decir que cuando se prende el lector y se elige un libro, siempre abre en la última página usada.
El lector es de caracteres blanco y negro; algunas de las fotos, en color, del artículo, solo son ilustrativas.
Importante: Las páginas se pasan rápido, diría que al toque, (lo que le dicen refresco), pues vi uno, no recuerdo la marca, que resultaba insoportable la tardanza para el cambio de hoja.
Corolario: Me gustan los sabores de los libros de papel, y creo me seguirán gustando, también me gusta leer en este maravilloso dispositivo, que me permite disponer de infinidad de libros sobre mi mesa de luz, para picotear en uno y otro hasta que llegue el alba.
Arnaldo zarza
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Otras marcas conocidas.
Sony reader.
Papyre
Bookeen
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Pd: 
 


No confundir con las “TABLET”, dispositivos más cercanos a la NOTEBOOKS que a la tinta electrónica, con pantallas color de LSD, o LED, y procesadores potentes que las convierten en micomputadoras, con el consabido incremento de gasto de energía, cansancio visual por la luz que emite, y menor definición en los textos.