miércoles, 10 de agosto de 2011

Borges/Hemingway



Dos cuentos, una idea.


La palabra escrita transmite ideas a través de la difícil tarea de narrar.
Los pensamientos, necesariamente, deben pasar por filtros y recortes antes de convertirse en textos.


Decidir cual de los mil caminos a seguir para contar algo, y elegir las palabras justas a poner en el sitio adecuado, requieren antes que erudición, el don de saber contar.


No siempre relatos correctos contienen historias aceptables, y en ocasiones, excelentes ideas se destruyen en la redacción.
El truco, en apariencia fácil, consiste en conjugar ambos detalles, buenas ideas, buena narrativa...    
...Como lo hacen estos dos muchachos. 
                                  
Jorge Luis Borges 


    Ernest Hemingway.








No estoy descubriendo nada, ya lo se, pasa que hace algún tiempo leí un texto de  Ernest Hemingway y casi inmediatamente después, debido a un artículo publicado en INTERNET, leo el de Borges. 
La nota hablaba de la similitud de ambos escritos, de ahí mi curiosidad.
Y era así nomás; similitud en el tema.
       Dos cuentos enlazados por la misma idea. 
              
              Los asesinos, de Ernest Hemingway  
              La espera, de Jorge Luis Borges.  
Esperar a que te maten con resignación fatalista debe ser más doloroso que la muerte misma. 
La idea del cuento de Hemingway y la idea del cuento de Borges son prácticamente iguales la una a la otra.
Las maneras de contar; diametralmente opuestas. 
Son cuentos de intensos contenidos dramáticos enlazados por una misma idea.
En mi caso fue necesario una segunda o tercera lectura para sacarles el jugo.
Hemingway escribe seco, concreto, sin vueltas, dejando mucho en el tintero,para que la imaginación del lector se haga cargo del resto.
Borges tiene un exquisito lenguaje, y a cada rato sorprende con conceptos y giros de prestidigitador, y también, como Hemingway, juega a la escondida.
Releo los textos buscando sus significados ocultos, descubro similitudes, no solo referentes a la idea, o argumento, sino también, al método narrativo; “El dato escondido”, como bien lo llama y describe Vargas Llosa a esta manera de contar sin contar todo.  
Ambos callan, escamotean adrede parte de la historia dejando a la mente del lector decidir con qué rellenar los huecos que deja el relato. 
¿Qué sabemos del ex boxeador del cuento de Hemingway?: 
Que lo quieren matar por encargo, no mucho más, el resto son suposiciones. Algo habrá hecho, sospechamos, pero... ¿qué? 
Tal vez no importe, pero uno se queda con las ganas de saber más.
Por otra parte, del “señor Villari” de Borges tampoco conocemos muchos datos, quizá algo más, no mucho, pequeñas pinceladas de su pasado, nada que indique el porqué de su situación. 
Ex presidiario; (no me extrañaría que el boxeador de Hemingway lo haya sido), también vive en una casa de inquilinato, como el boxeador Sueco de Hemingway, y también lo quieren matar, aunque a este, (el que busca a Villari), no le va a costar un peso. 
Es curioso como están conectados uno y otro cuento en lo conceptual.
El hombre de Borges es protagonista único de la historia, el de Hemingway: solo una referencia, salvo en la parte que... lo dejo ahí, ya lo van a ver.
De villari sabemos que va al cine, tal vez por gusto, quizá para matar el tiempo, del sueco no sabemos nada, solo que lo quieren muerto, como a Villari.
Que los quieran matar seguramente no es el principal vínculo entre uno y otro personaje, pues debe ser relativamente común en el mudo del hampa, que dejan entrever los relatos de ambos escritores, situaciones de esa naturaleza. 
Sin dudas, la comunión de estos seres está dada por el comportamiento de ambos ante la amenaza de muerte.
Decir que los cuentos son realmente buenos y entretenidos tal vez sea superfluo, aunque -puedo fallar-, como dijo el gran “Tu Sam”. 
Bien, sin ánimo de contar la trama, o descubrir el final, o los finales, y   a modo de aperitivo, transcribo un poquitín de ellos. 
Borges tiene párrafos como este:
“Al fin del sueño, él sacaba el revólver del cajón de la inmediata mesa de luz y lo descargaba contra los hombres. El estruendo del arma lo despertaba, pero siempre era un sueño y en otro sueño tenía que volver a matarlos.”
 Y estos son de Hemingway:
-¿Por qué van a matar a Ole Andreson? ¿Qué les hizo?
-Nunca tuvo la oportunidad de hacernos algo. Jamás nos vio.
-Y nos va a ver una sola vez -dijo Al desde la cocina.
-¿Entonces por qué lo van a matar? -preguntó George.
-Lo hacemos para un amigo. Es un favor, chico vivo.
 Dije al principio: Los textos transmiten ideas, pensamientos. 
Y al leer y comparar ambos cuentos y escritores, no puedo dejar sin mencionar un punto fundamental de ellos.
Borges escribe en castellano, Hemingway, obviamente, en inglés.
Borges no tiene intermediarios, lo leemos en nuestro idioma, con el vocabulario y acepciones de nuestra lengua.
De Hemingway nos queda un texto ejecutado e interpretado por el traductor, cuyo tamiz probablemente opaque la riqueza de la obra original. 


Si de “La espera” puedo decir que Borges fabrica un exquisito y detallado universo en torno a Villari, salpicado por alguno que otro comentario filosófico como este: 
“Oscuramente creyó intuir que el pasado es la sustancia de que el tiempo está hecho; por ello es que éste se vuelve pasado en seguida.”, tal vez como excusa para no contar lo que queremos saber.


En “Los asesinos”, Hemingway cuenta su historia de manera despojada y sin artificios, para guiarnos con lenguaje simple y concreto a un final  sin final.  
Los asesinos, bien podría ser el guión de una película. 
                    Arnaldo Zarza
Les dejo el link donde están los cuentos. 
http://cuarajy.blogspot.com/2011/08/borgeshemingway.html